lunes, 2 de septiembre de 2013

"El olvidado debate de los eurobonos"

La Voz de Galicia, Mercados, 1-9-2013.

A ORILLAS DE LA CIFRA

Xosé Carlos Arias

             El olvidado debate de los eurobonos

Entre las muchas controversias originadas en Europa durante los últimos años que no han llevado a ningún lugar concreto, destaca la de los eurobonos. ¿Quién se acuerda ahora mismo, fuera de los círculos académicos, de la propuesta de ponerlos en circulación?. Recordemos que hace apenas un año los gobiernos de algunos de los principales países defendían su implantación casi inmediata, al igual que ciertos dirigentes de la propia UE. La definición de un modelo de emisión de deuda mancomunada para el conjunto de los países del euro, junto con una genuina Unión Bancaria que permitiera a una única instancia, como el BCE, regular y supervisar a las entidades financieras del continente, parecían a muchos los mecanismos adecuados para completar una unión monetaria cuyas deficiencias institucionales la gran crisis ha mostrado con creces.

Es bien sabido, sin embargo, que el horror que estas propuestas causaron en una parte importante de la opinión pública alemana –convenientemente agitada por periódicos como Bilt y economistas de escasa visión paneuropea, como Hans-Werner Sinn- llevaron al gobierno de aquel país a encerrase en el célebre nein, que ha acabado por bloquear en profundidad la imprescindible reforma institucional de la UEM. Todo lo cual ha sido posible por la inanidad de la Comisión Europea, que a pesar de que en algún momento pareció apuntarse a algunas de esas propuestas, nunca actuó en consecuencia para defenderlas.

La persistencia de esa situación de bloqueo hizo temer por la propia continuidad del euro, lo que forzó a la célebre intervención de urgencia del BCE de hace exactamente un año: es evidente que el programa de compra de activos por el banco central ha evitado el colapso, prestando con ello un impagable servicio a la economía europea.  Pero hay que recordar que esa línea de actuación también ha originado enormes críticas en Alemania, empezando por las del Bundesbank, hasta el punto de ser debatida su anulación por la Corte Constitucional de Karslruhe (recientemente un manifiesto de cien destacados economistas europeos, muchos de ellos alemanes, lo han defendido y exigido su mantenimiento). Hay que reconocer, sin embargo, que ese tipo de operaciones tienen un límite: porque no encajan en la definición estatutaria del propio BCE y, sobre todo, porque una política monetaria de ese carácter sólo puede ser mantenida durante un tiempo, y no de forma indefinida.

Lo anterior quiere decir que o se encuentra rápidamente otro sustitutivo, que ahora mismo no se atisba cual pudiera ser, … o el debate sobre los eurobonos no tardará en regresar. Todo lo matizado que se quiera –por ejemplo, incluyendo límites claros e intraspasables, con mecanismos de control reforzados, para los tramos de deuda europea-, pero poco a poco retornará. El nuevo panorama político alemán a partir de octubre pudiera favorecerlo, aunque es cierto que cualquier cosa que suene a una demonizada  “unión de transferencias” se hace difícil de asumir por los dirigentes políticos de cualquier tendencia en aquel país.  Con todo, la desaparición del factor de presión electoral debiera permitir un cierto viraje en la política económica europea (al menos en eso parecen confiar otros gobiernos, como el español). Sería un buen momento para recuperar algunos debates cerrados en falso.